CONCLUSIONES

Ha pasado ya un mes desde que nos encontrábamos en Sevilla, convocadas como cada año, en el Encuentro Nacional, por ello, con la perspectiva que da el tiempo transcurrido, recuperadas del cansancio y tras una serena reflexión creemos que es el momento de compartir con todas vosotras las conclusiones de estos días de análisis vivencias compartidas, como la mejor forma para conjurar el peligro de que estas jornadas se transformen en meros recuerdos sentimentales sin un contenido real y efectivo, carentes de referencias que nos sirvan en nuestro caminar como grupos de mujeres empeñadas en la transformación de la Iglesia y de la sociedad.

*Necesidad de reivindicar la memoria: No hacerlo tiene consecuencias devastadoras para las mujeres, ya que de ello sacan provecho los poderes empeñados en someternos a la, en palabras de la filosofa Amelia Valcárcel, “ablación de la memoria” para convencernos de que “esto es lo que hay”. Por eso es bueno visibilizar nuestros logros e interrumpir la dinámica de este modo de opresión. Es el momento de recopilar nuestra historia como ”Mujeres y Teología”, de realizar un esfuerzo compilador de lo que ha sido nuestra trayectoria, de recoger por escrito los contenidos de estos doce encuentros, y de que cada grupo dé a conocer cuál ha sido su camino y en qué proyectos se halla en estos momentos embarcado. La mesa redonda de comunicaciones era el momento privilegiado para haberlo hecho. Lástima que parece que la convocatoria no caló en los diversos grupos a tenor de la respuesta obtenida. Es una asignatura pendiente para próximos encuentros, pues no podemos olvidar que son lo que su nombre indica, encuentros, momentos para la reflexión compartida, pero también para saber las unas de las otras, para poner en común nuestras expectativas y realizaciones.

*Creación de redes: Como bien afirmaba Pilar de Miguel, la teología feminista tiene vocación pascual y para ello es fundamental que unas y otras nos apoyemos mutuamente. Este apoyo mutuo sólo será hoy en día eficaz si es realizado desde unas redes de mujeres que interactúan desde el aprecio y el reconocimiento de la pluralidad y la riqueza que ésta conlleva. Diversos grupos de “Mujeres y Teología” andamos desde hace unos años empeñados en la creación de la Federación “Oikos”, pero, aunque se han dado pasos, el proyecto no ha llegado aún a madurar. Creemos que es el momento de impulsarlo de manera eficaz, de establecer esa red privilegiada de comunicación entre nosotras. Esperamos que a partir de ahora sepamos encontrar los medios para que la Federación sea una realidad en funcionamiento.

*Resurrección de la mente: Nuestra “resurrección de género” pasa por una resurrección a la mente, o lo que es lo mismo, el reconocimiento de nuestra capacidad de creación de un pensamiento propio, de definir el mundo y definirnos nosotras. De ahí la necesidad de formación para ir avanzando en el largo camino de toma de conciencia, superando momentos de rabia y desánimo, y llegar a descubrir nuevos senderos no definidos previamente. En la aventura siempre novedosa de este caminar “Mujeres y Teología” y A.T.E. estamos llamadas a darnos la mano para ir juntas aunando nuestras fuerzas en esta tarea común, en la que el reto de la creación de una cátedra de Teología Feminista estaría en el horizonte, así como el diálogo interdisciplinar con las teóricas del feminismo crítico, con las que ya se tienen encuentros en la práctica militante, desde las distintas aulas de género de las universidades en las diferentes comunidades autónomas.

*Necesidad de discernimiento: Las mujeres estamos llamadas a un proceso constante de discernimiento de nuestra pertenencia a la comunidad eclesial. Es necesario que, individualmente y como grupos, nos acostumbremos a clarificar cuestiones cómo qué tenemos que priorizar, a qué debemos morir y que analicemos nuestra propia realidad y los roles y modelos tradicionales que todavía pesan e nuestra configuración de la realidad. Sólo desde este discernimiento podremos diseñar estrategias conjuntas y objetivos claros.

*Toma de conciencia de las religiosas: Pilar de Miguel en su ponencia hizo mención al colectivo de las religiosas, afirmando que las españolas apenas se han pronunciado sobre la situación de la mujer en general y de la suya propia, lo que las hace aparecer como el brazo femenino mantenedor del patriarcado eclesiástico por excelencia. Parece ser que el reto fue retomado por la mayoría de religiosas allí presentes y que han hecho un llamamiento entre ellas para un posicionamiento claro en esta cuestión. Estamos a la expectativa de lo que de este importante colectivo pueda surgir en un futuro no lejano.

*Búsqueda de apoyos económicos: Si de verdad queremos tener mujeres formadas y dedicadas al quehacer teológico tenemos que plantearnos con seriedad la búsqueda de apoyos económicos y la solidaridad efectiva de los grupos e instituciones. Para una mujer en las circunstancias actuales realizar estudios de Teología y mantenerse en la investigación es algo carísimo, que normalmente no está al alcance si no es con la ayuda y subvención de un colectivo. Tendremos en este punto que ser imaginativas y solidarias si queremos que aquellas de entre nosotras con vocación teológica puedan gozar de las oportunidades para desarrollar un pensamiento teológico original y propio, lo que redundará en provecho de todas.

Como habréis ya notado, en realidad, estas no son “conclusiones”. El verbo “concluir” tiene un sentido de cerrar, de poner punto final, y en cada una de estas ideas que hemos apuntado y os brindamos para vuestra reflexión hay mucho de futuro contenido, de tarea y camino abierto por recorrer. Y es que, como María de Magdala en el día primero, las mujeres estamos aún descubriendo el sentido de nuestra resurrección en este jardín, que lejos de ser paraíso cerrado, es lugar de inicio y misión: “Id y decid a vuestras hermanas lo que vosotras acabais de descubrir”.

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